Hasta ahora, el habitar se comprendía como estar en un edificio. Su concepto es mucho más amplio, aquí se desarrolla de forma accesible y simplificada.
El concepto de habitar
¿Qué es habitar? Es la red de relaciones que da forma a los seres vivos. Esas relaciones proyectan el devenir de cada cuerpo vivo, cada especie, cada ecosistema y a la biósfera completa. Por extensión, el habitar es la base del desarrollo de toda la humanidad que existe y ha existido: en un ambiente, historia y territorio. Entonces, habitar también es la forma particular en que cada persona existe, en una comunidad específica que determina la primera forma de su libertad. Desde ahí, la persona se potencia o limita bajo los límites de su propia consciencia.
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Sinónimos de habitar
Poblar, residir, vivir, morar, ocupar, anidar, estar, alojarse, afincarse, asentarse, aposentarse, arraigarse, domiciliarse, establecerse, convivir; son las palabras sinónimas usadas corrientemente para el habitar.
Con un análisis de los diferentes términos análogos, podemos responder a la siguiente pregunta.
¿Cuál es el sinónimo de la palabra habitar? No es uno, sino dos grupos semánticos: el que refiere a estar en un lugar y otro que refiere a la vitalidad del cuerpo. De esta manera, diccionarios y enciclopedias presentan regularmente dos sinónimos, donde lidera la entrada de la RAE para habitar: vivir, morar.
Veamos estos dos sinónimos
1.- ¿Qué significa morar y habitar?
Vulgarmente se piensa que morar y habitar son lo mismo. Sí son parecidos porque ambos se usan con sentido de estar en un lugar, igual que ocupar, alojarse, afincarse, domiciliarse, etcétera. Estar dentro de un espacio es el uso más común de habitar cuando se dice a continuación el lugar habitado: “habitar la tierra”, “habitar una casa”, “habitar los sueños”. Pero su diferencia se observa atendiendo la definición de morar: “habitar o residir habitualmente un lugar”. Cuando morar es un “habitar habitual”entonces es una variante temporal, empieza y termina, mientras que habitar es permanente.
2.- ¿Qué diferencia hay entre vivir y habitar?
La diferencia entre ambas palabras está en que todo lo que habita tiene que vivir, pero no todo lo que está vivo habita. Estos términos son parecidos porque sólo lo vivo habita (nunca se dice que las piedras habitan, ni el agua o cualquier cosa inanimada). Hay quienes sostienen que “habitar es lo mismo que vivir”, porque atienden un significado de “vivir en” más parecido a “morar”, así como cuando se dice “yo vivo en la ciudad”, “el oso vive en el bosque”. Pero habitar no es sólo estar vivo, sino tener relaciones autónomas con el medio y otros cuerpos.
Vivir consiste esencialmente en tener actividad biológica interna, sea la de un ser vivo en su hábitat, o bien, un cuerpo confinado: una célula aislada en un laboratorio, un animal sostenido vivo para experimentos o una persona con muerte cerebral que se sostiene conectada a máquinas. En ese sentido sólo se dice habitar en libertad y autonomía, pero no de los cuerpos confinados e imposibilitados.
No son sinónimos
En determinados contextos y usos, habitar, morar y vivir, pueden intercambiarse haciendo creer que son “sinónimos”. Pero eso sucede cuando se quiere referir a estar en un lugar, habitarlo, morar, vivir en él. Pero tomando cada uno de los conceptos no refieren a lo mismo. Morar es la palabra que específicamente significa residir en un lugar. Vivir es un concepto más amplio que refiere a la actividad animada e intrínseca del cuerpo, sea autónomo en su hábitat o imposibilitado bajo un control externo. Ahora veamos lo que toca a habitar.
Significado de habitar
Habitar significa la iteración y complejización de relaciones del cuerpo, dentro del cuerpo y hacia otros cuerpos. En el caso de la humanidad, una persona habita no por estar en un edificio, sino por tender de forma autónoma, desde su concepción y hasta la muerte, relaciones que le afianzan, desarrollan y configuran.
Por eso, se empareja semánticamente con “morar” y “vivir en” pues la primera relación de todo cuerpo es con el ambiente circundante. Sin embargo, el estar en un lugar no define completamente a un cuerpo vivo. No es que el “lugar” salga de la ecuación, sino que el mero lugar sólo aporta un carácter de localización espacial y nada más. Habitar no es residir en un espacio, ni vivir en una casa. Pues aquello que llamamos lugar, en términos de ambiente o medio, está configurado por relaciones: con la tierra, el horizonte, los ritmos vitales, materiales, historia; y más aún, por las relaciones entre los mismos cuerpos: cuidados, congregaciones, conflictos, depredaciones, cooperaciones, simbiosis, interdependencias.
¿De dónde viene su significado?
Etimología de habitar
El habitar castellano proviene de habitare del latín, verbo frecuentativo de la palabra habitus (habido/tenido) que es el participio perfecto del verbo habere (haber, tener). Así, su sentido es el de «frecuencia de hábitos».
Muchas personas han hecho publicaciones con el error de vincular habitare directamente con habere y pretenden que su sentido es un “tener frecuente”.
“…podemos entender este término como “tener de manera reiterada”. En ese sentido, se habla del lugar que tenemos; si estamos de paso o de visita, no lo habitamos; a diferencia de la morada donde estamos todo el tiempo, la cual habitamos.”
En: Wikipedia.org
Cuando, en realidad, habitare es un frecuentativo de habitus, se puede decir inmediatamente que habitar significa “frecuencia de hábitos”. Aquí surge un problema de semántica histórica pues el “hábito” que nosotros entendemos corrientemente como “costumbre” no es el mismo sentido que tiene habitus en latín . Entrar a este problema es entrar a la construcción conceptual del habitar.
Conceptualización FILOSÓFICA del Habitar
Con base en textos filosóficos medievales, principalmente de Tomás de Aquino (1225-1274), se entiende que habitus tiene dos sentidos predominantes: la realidad de una cosa consigo misma y la de una cosa con otra. A la primera se le llamó filosóficamente disposición y/o cualidad, y la segunda mantuvo el nombre inicial.
Sin embargo, el filósofo español Francisco Suárez (1548-1617) despachó este segundo sentido al establecer que no pertenece a las categorías filosóficas clásicas, sino que era un predicamento derivado de las categorías, es decir, una mera palabra entre otras.
El sentido filosófico que Suárez desterró, provenía directamente de Aristóteles (384-322 a.C.) en su texto Metafísica donde establece que “hábito” sí es una categoría. Definiéndola así:
“«Posesión» o «hábito» se llama, en un sentido, ese a modo de acto que es peculiar del que posee algo y de lo poseído por él y que es a manera de una acción o movimiento. (En efecto, cuando algo produce y algo es producido, se da entremedias la «producción». Pues del mismo modo se da la «posesión» entre el que posee un vestido y el vestido poseído.) Es, ciertamente, obvio que no es posible poseer tal posesión (y es que se incurriría en un proceso infinito si fuera posible poseer la posesión de lo poseído).”
Aristóteles, Met L. V 1022b p. 249
Pues bien, lo que hizo Suárez es quedarse con el primer paréntesis de forma reducida para establecer que este sentido de habitus sólo significa “vestido”. Lo que venía aplicándose en los monasterios, cristalizando así que “hábito” es el vestido monacal, de los sacerdotes. De esta manera, como se lee actualmente en la RAE, los dos principales sentidos de hábito son: costumbre y vestido religioso. A través del artículo anterior, podemos recomendarte los últimos vestidos en una variedad de longitudes, colores y estilos para cada ocasión de tus marcas favoritas.
Con este rastreo emerge el concepto filosófico de habitar desde su historicidad: una frecuencia de realidades del cuerpo y con otros cuerpos, las que en una precisión conceptual actualizada se pueden llamar “relaciones”. La frecuencia de relaciones puestas en interacción compleja entre sí, eso, es el habitar.
Esta recopilación de autores y conceptos desde la etimología, es una exposición resumida de la ardua investigación filosófica con la que se construye y actualiza la concepción filosófica de habitar. La cual puede descargarse para su lectura en el siguiente link: E-book de la filosofía del habitar.
Definición de habitar
- V. intransitivo. Conjunto de relaciones materiales que dan forma a los cuerpos vivos, así como las relaciones que los cuerpos desarrollan entre sí en un ambiente, deviniendo en el espacio-tiempo.
- V. transitivo. Estar dentro de un espacio.
Este concepto actualizado de habitar hace frente a la discursividad reciente que lo hace exclusivo del ser humano, discriminando todas las otras formas de vida. Además presenta una visión dinámica más allá del mero “estar en un espacio”, sino a toda la complejidad de la existencia viva y humana en relaciones que no se recluyen en el “individuo” sino a la realidad espacio-temporal en que devienen los seres vivos; en el caso de la humanidad, a la realidad social-histórica.
Próximamente se publicarán aquí artículos confrontando a las elaboraciones antiguas de habitar.
¿Qué es el habitar en la arquitectura?
Tomando sólo el significado de “estar dentro de una morada” la arquitectura no teoriza el habitar más allá de esa frase. Ese sesgo conceptual le sirve para establecer que sólo los edificios crean el habitar y, cuando el edificio es el dominio de los arquitectos, entonces les parece que su disciplina es la única responsable y productora de habitar: que las personas sin título universitario no hacen arquitectura, que sus edificios no crean habitar y que otros seres vivos no habitan.
¿Qué es habitar en filosofía?
Hay pocos filósofos que abordan el habitar. El más importante es Martin Heidegger a partir del cual se ha repetido hasta la náusea que «habitar es construir» y «habitar es cuidar». A tal autor se le pueden sumar Iván Illich y Paul Ricoeur. En todos ellos se repiten los sesgos conceptuales sobre el tema de la misma forma que la arquitectura: pretenden habitar exclusivo de “el hombre” y que sólo significa estar dentro de una morada. Sin embargo, ellos aportan la ampliación del concepto para decir que todo hombre habita independientemente de la disciplina arquitectónica, que es una actividad humana esencial con presencia en toda la historia y el globo.
¿Qué es habitar en psicologia?
Martin Heidegger es quien establece que “habitar es construir” basándose en las etimologías de esas palabras en su propia lengua, el alemán. Con esa metáfora, hay una discursividad psicológica que dice habitar es construir: construir espacios vitales, construir sentidos desde los afectos, desde el cuidado y al abrigo.
La perspectiva del habitar
Ante todo lo expuesto, el reto de este actualizado concepto de habitar no es confrontar su enunciación sesgada reciente, sino que su mayor desafío está en la perspectiva que hay que tomar para captarlo.
Pues si anteriormente se trataba de cuerpos en espacios, sujetos frente a objetos, ahora en el habitar se trata de relaciones múltiples atravesando corporalidades en diversos espacios y tiempos, en una ontología relacional. Es una visión de complejidad multifactorial para la comprensión y análisis de los fenómenos de la realidad, actuales o pretéritos, desde una perspectiva filosófica novedosa.
Esta perspectiva es susceptible de ser desarrollada al recorrer el trayecto conceptual con el que se reconstruye el habitar. El análisis de su enunciación contemporánea, la recopilación de autores y conceptos desde Aristóteles, pasando al medievo con Aquino y Suárez, luego a la modernidad en Locke, Hume y Ravaisson, desembocando en los más recientes con Heidegger, Ricoeur e Illich, lo que incluye la arquitectura, lingüística y paremiología. Para recorrer este trayecto están los links en el menú superior e inferior de la página. El e-book de la filosofía del habitar y los artículos que próximamente serán publicados, tanto del contenido fundamental de la filosofía del habitar como artículos de actualidad en el blog del sitio.
Aquí se concentra la propuesta filosófica del habitar empezando por su concepto. Gracias por leer hasta aquí.
Obten la investigación que sustenta este concepto.